Tras meses de un encierro de película, de a poco se acerca la idea de normalidad. La gente empieza a visitar familiares, salir de la ciudad, abrir locales comerciales y por supuesto salir a manifestarse.
Fue lo que ocurrió este domingo, tras un año del Estallido Social, la protesta ciudadana más importante de los últimos 30 años. Ese día que cambió la historia de Chile para siempre.
Y como era de esperar, la gente salió a la calle e hizo lo suyo. Lo hizo en plaza Italia (Dignidad), en Plaza Maipú, Plaza San Bernardo y cientos de otros lugares en todo Chile.
¿Cuál fue entonces el saldo de la conmemoración?
Podríamos resumir el día en varias postales:
– Mucha gente reunida nuevamente en Plaza Italia (Dignidad)
– Personas heridas por enfrentamientos con Carabineros, entre los que estuvo el artista Antonio Kadima, alcanzado por una bomba lacrimógena.
– El alcalde de Recoleta Daniel Jadue siendo atacado por desconocidos en Puente Pío Nono.
– La pelea entre barristas de Colo-Colo y la Universidad de Chile a los pies del monumento a Manuel Baquedano (para el olvido).
– La quema de la Iglesia de la Asunción de Vicuña Mackenna con Pierre de Coubertin.
Para el ministro del interior y ex alcalde designado en dictadura, Víctor Pérez, la quema de iglesias fue “una expresión de brutalidad”.
Para muchos de los manifestantes que se sacaron selfies con las imágenes religiosas en llamas se trataba de un acto de venganza, una forma de desafiar la autoridad, que tuvo como objetivo un edificio que es la extraña mezcla del poder de la religión y la fuerza policial.

El saldo es dividido, y sin ganadores claros, pero sí con pequeños triunfos y derrotas de lado a lado, las cuales podríamos enumerar así:
Ganó la ciudadanía al sentir que aún tienen la fuerza para exigir cambios en el país y hacer sentir su presencia ante el gobierno.
Ganó también el gobierno, quien pudo salir a culpar a los vándalos y justificar su discurso contra violentistas irracionales. Un truinfo pequeño, pero necesario en medio de su permanente crisis de liderazgo.
Perdió nuevamente Carabineros, quienes una vez más se vieron en el medio de un conflicto social sin las herramientas para actuar a la altura de una democracia moderna. Una policía que llegó a este 18 con el peso de un joven lanzado desde un puente y visto por todo Chile.
Perdió la Armada de Chile, ya que uno de sus efectivos fue detenido en los actos vandálicos contra la Iglesia de la Asunción.
Perdió el simbolismo de la Plaza Dignidad, empañada por peleas mezquinas por “dominar” el espacio entre bandas rivales.
Fue así la previa social a menos de una semana del Plebiscito que definirá el futuro de político de Chile.
Un país que más que calmarse tras un año del estallido y el famoso “Acuerdo de Paz”, parece aún mantener energías suficientes para seguir sorprendiendo.
Y para ti, ¿quién ganó?